8 feb 2013

Torturar es malo… dependiendo de quién lo haga




   En general no suelo darle mucha bola a las pifiadas de las agencias de noticias, en buena medida porque creo que son eso, simples pifiadas. Todos los que hemos trabajado en estas agencias lo sabemos. Al ritmo que se trabaja, en algunos casos más parecido al de una cadena industrial que al de un trabajo intelectual, el que diga que no metió la pata en algo al menos una vez al día está mintiendo.
   Pero hay veces que estas “metidas de pata” dejan de serlo por el propio peso de su contenido. Lean el siguiente “lead” (primer párrafo) de este cable seguramente traducido al castellano del servicio inglés de la agencia Reuters :

“WASHINGTON (Reuters) - John Brennan, candidato del presidente Barack Obama para dirigir la CIA, dijo el jueves que no intentó detener el ahogamiento simulado, una técnica de interrogatorio catalogada como tortura, en una dura sesión en el Congreso en la que fue interrogado sobre ese tema, las filtraciones de seguridad y el uso de aviones no tripulados para matar a sospechosos de terrorismo.”

   Al principio causa un poco de estupor la frase.  “No intentó detener el ahogamiento simulado, una técnica de interrogatorio catalogada como tortura”. Pero luego uno se pregunta: ¿este señor, el que escribió esto, no tiene siquiera un gramo de imaginación para darse cuenta lo que es un simulacro de ahogamiento?, ¿no llega a imaginar la desesperación y angustia que se desata cuando te impiden respirar?, ¿no tiene los huevos para decir sin ninguna media tinta, sin ninguna justificación más que el hecho mismo, que se está hablando de tortura?
   Me niego a creer que todo se pueda remitir a un problema de distracción, de cansancio laboral o de huevos del autor, claro.  Seguramente hay razones políticas e ideológicas que lo llevaron a redactar así la frase y no a decir lo que realmente sucedió, que el este candidato no movió un pelo para detener ese tipo de torturas. No es casual que el autor del cable hable de “técnica de interrogatorio”, como “graciosamente” llamó  George W. Bush a esta forma de tortura practicada bajo su presidencia y con su total conocimiento.
   Me pregunto qué habría escrito el mismo autor si los hechos hubieran ocurrido en algún país “enemigo”, como el Irak de ayer o el Irán de hoy. ¿Diría, por ejemplo, que el candidato del presidente Sadam Hussein o Mahmud Admadineyad a encabezar los servicios de inteligencia no había intentado detener el ahogamiento simulado, una técnica de interrogatorio catalogada como tortura?, ¿o directamente hubiera dicho que el fulano de marras no había detenido la tortura por ahogamiento o que con su silencio manifestó su complicidad con la tortura?
   Para que no se crea que se trata de un simple “error” detectado por un quisquilloso, más abajo, en la misma nota, el autor reitera conceptos semejantes. “Brennan había dicho que se opuso a las duras técnicas en interrogatorios”, dice el cable. Es decir, si son “cowboys” hablo de “duras técnicas en interrogatorios”, si son “indios” hablo de torturas.
   La historia, como vemos, se sigue tratando de vender como una película de John Wayne. Lo lamentable es que una agencia de noticias se haga eco –y por ende cómplice- de una versión tan tendenciosa  e inmoral, incompatible con los principios básicos de la ética periodística.

P.S.: copia textual del cable citado en la presente nota.


El candidato a la CIA, interrogado sobre ahogamiento simulado y drones
WASHINGTON (Reuters) - John Brennan, candidato del presidente Barack Obama para dirigir la CIA, dijo el jueves que no intentó detener el ahogamiento simulado, una técnica de interrogatorio catalogada como tortura, en una dura sesión en el Congreso en la que fue interrogado sobre ese tema, las filtraciones de seguridad y el uso de aviones no tripulados para matar a sospechosos de terrorismo.
Los congresistas interrogaron a Brennan sobre las controvertidas tácticas antiterroristas usadas cuando estuvo en la CIA durante la presidencia de George W. Bush y en su actual papel de asesor de antiterrorista de Obama.
Brennan había dicho que se opuso a las duras técnicas en interrogatorios cuando trabajaba en la CIA.
Pero en su comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado para su audiencia de confirmación, reconoció que no intentó detener el programa y señaló que no estaba a cargo del mismo.
"No di ningún paso para detener el uso de la CIA de ese tipo de técnicas. No estaba en la cadena de mando de ese programa", dijo Brennan en la audiencia. "Expresé mis objeciones a algunos colegas" sobre esas técnicas.
"Pero no intenté detenerlo, porque era algo que era hecho en otra parte de la agencia y otras personas tenían la autoridad. Era algo dirigido por el Gobierno de ese momento", destacó.
En tanto, los demócratas le preguntaron repetidamente sobre el uso de aviones armados no tripulados, conocidos como drones.
Además, redoblaron la demanda de que la Casa Blanca les dé acceso a más documentos legales que apuntalan su posición de que Obama puede ordenar ataques letales fuera del país contra ciudadanos estadounidenses sospechosos de actividad terrorista.
El miércoles, Obama ordenó al Departamento de Justicia que se dé acceso a los comités de Inteligencia del Congreso a un memorando secreto sobre el tema. El Gobierno insistió en que solamente los legisladores tendrán acceso a los documentos clasificados, por lo que los abogados de los comités no pueden leerlos.
Brennan, de 57 años, dijo que el acceso debe ser limitado por la naturaleza "excepcional" del tema. Él ha tenido un papel central en el control de la política de aviones no tripulados en el Gobierno de Obama.
Grupos de libertades civiles han criticado el programa de aviones no tripulados como una luz verde para matar estadounidenses sin un debido proceso judicial, como señala la Constitución.
Se espera que Brennan logre la confirmación del comité y posteriormente del Senado.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena tu observación, Eduardo. Te añadiría que la construcción es tan mala que parece sugerir que esa "técnica" se la aplicaron a él en la "dura sesión" del Congreso. Abrazo.
Raúl Queimaliños