25 jul 2012

Grecia, España e Italia mueven el piso al "motor" alemán








Grecia, seguida por España e Italia, amenazan con convertirse en un salvavidas de plomo para Alemania.
El jolgorio de la banca alemana por las tajadas que sacó de los países periféricos de la eurozona, ya sea fomentando un endeudamiento irresponsable o cobrando los dividendos de la consecuente crisis, tocó formalmente fondo esta semana, cuando la calificadora de riesgo Moody´s tildó como negativa la posibilidad de que Berlín pueda mantener en el futuro la máxima nota (AAA) de solvencia económica.
La agencia esgrimió los mismos argumentos con los que sancionó en febrero a Francia, el otro gran tenedor de deuda helénica y de los países más débiles de la eurozona: Atenas, pese a los draconianos planes de ajuste fondomonetaristas, está a un paso de abandonar la moneda única que rige en 17 países del Viejo Continente.

El default y el regreso al dracma, lo que implicaría una devaluación respecto al euro, tendrían un efecto semejante al que tuvo en Argentina la suspensión de pagos y el fin de la paridad 1-1 con el dólar: una reactivación económica gracias a una mejor competitividad en los mercados y el consecuente aumento de la demanda y el trabajo.
Sin embargo, como afirma Moody´s, serían malas noticias para los acreedores, en particular para la gran “máquina” alemana que, junto con otras fuertes economías de la eurozona, ha tratado de sostener la debacle helénica con el típico cocktail neoliberal: más deuda externa y mayor austeridad para pagar una cuenta que crece día a día.
La sóla idea de que Grecia podría adoptar una salida “a la Argentina” disparó los costos de la deuda española e italiana. Al punto de que ambas naciones también se encuentran muy cerca de pedir un rescate -como el otorgado a Grecia, Portugal e Irlanda- ante la evidencia de que los recortes de inversiones, beneficios sociales y empleo son insuficientes para evitar una cesación de pagos, según reconoció la misma agencia.
El caso de Madrid es ejemplar. Siete meses de gobierno fueron suficientes para hacer añicos las expectativas que podría haber generado el derechista Mariano Rajoy. Sus grandes “tijeretazos” -el último fue de 65.000 millones de euros para que la Unión Europea le apruebe financiamiento por 100.000 millones- no le dieron más credibilidad a España. El riesgo país sigue por encima de sus máximos históricos (hoy llegó a 650 puntos), mientras que el alto rendimiento del bono a 10 años (7,5%) reclama desde hace rato un rescate financiero.
Sin embargo, esos rescates no ayudan a los países en crisis. Como explicó a la revista Der Spiegel el consejero económico del gobierno alemán Peter Bofinger, “las ayudas a la banca (de los países en dificultades) no tienen que ver con el intento de ayudar a esos países, sino de ayudar a nuestros bancos que tienen una gran cantidad de deuda de aquellos países”.
Concretamente, el capital financiero alemán tiene invertido sólo en España e Italia 146.000 y 134.000 millones de euros, respectivamente, y lo último que desea es que algunas de esas naciones periféricas abandone la moneda única o se declare en default.
Visto desde Moody´s, Berlín es entonces “vulnerable” a un “empeoramiento” de la crisis de deuda. "La considerable exposición de la banca alemana a países del euro, particularmente Italia y España, junto a su limitada capacidad de absorber deuda y sus débiles ganancias estructurales, la hace más vulnerable ante la profundización de la crisis", explicó la agencia.
En cambio, un país mucho más pequeño, como Finlandia, tiene una perspectiva más segura. El hecho de que su banca sea de menor tamaño y esté orientada al mercado interno, lo convierte en la única nación AAA de la eurozona que sostiene su clasificación a mediano plazo.
Para algunos analistas, estados como Finlandia pueden ser el otro talón de Aquiles en esta crisis. Mientras algunos temen que una ruptura griega con la moneda única podría generar un efecto en cascada, otros se preguntan si algunas de las poderosas naciones de la eurozona no estarían pensando en abandonar el barco antes de que comience a hacer agua en varios puntos del casco. "Si Grecia se acerca a la salida (del euro) e Italia y España están a punto de perder el acceso al mercado y requieren un apoyo financiero aún más arriesgado desde el corazón mismo de la zona euro, Finlandia puede decidir que el beneficio no compensa el riesgo crediticio que acarrearía” ese nuevo apoyo, explicó Nouriel Roubini, uno de los asesores económicos más importantes del ex presidente Bill Clinton, en su sitio EconoMonitor.
Pero esta no es una alternativa para el “gran motor” de la economía europea, comprometido como está con la deuda de las naciones periféricas. Para el gobierno alemán, mientras pueda imponer políticas de austeridad y mayor endeudamiento a través del Banco Central Europeo y del FMI, su banca seguirá cobrando dividendos y sus bonos incrementando su atractivo ante la desconfianza en los países periféricos. En otras palabras, la crisis sigue siendo un negocio redondo, aunque de patas cada vez más cortas cortas, como pronosticó Moody´s.

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