12 may 2012

Uzbekistán: un mimado de Occidente que extirpa úteros sin consentimiento


El gobierno de Uzbekistán, un fuerte aliado de Estados Unidos en ese polvorín llamado Asia Central, está aplicando un método tan eficiente como sanguinario para controlar el crecimiento de la población: extirpar úteros o atar las trompas de Falopio, con o sin consentimiento de las mujeres.
Las denuncias, hechas por diversos organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional y Avaaz, aseguran que pueden llegar hasta cien mil las mujeres esterilizadas contra su voluntad tras concurrir a hospitales para una revisión de rutina o para dar a luz.
El gobierno, encabezado por el comunista converso Islam Karimov, ha negado reiteradamente que tenga una política de esterilización masiva y forzada, y su prédica parece haber calado en los países occidentales, ya que le prestan una fuerte ayuda económica.

Sin embargo, los testimonios, todos ellos ofrecidos a condición de que no se revele su identidad por temor a la fuerte represión con que se contiene cualquier indicio opositor, hablan a las claras de una violación sistemática de los derechos humanos, en particular, en este caso, los de las mujeres.
"A cada médico se le dice cuántas mujeres deben ser esterilizadas. Mi cuota es de cuatro por mes", dijo a Avaaz un ginecólogo uzbeko, tras aclarar que en las zonas rurales la cuota puede ascender a ocho.
Las mujeres no pueden hacer mucho, están a merced de los médicos, cuya estabilidad laboral y libertad depende de que cumplan con las órdenes de las autoridades.
“En la mayoría de las mujeres el procedimiento se lleva a cabo después de que dan a luz”, explicó Natali Antelava, periodista de la BBC que estuvo investigando en el país.
Cuando se recuperan, tarde o temprano las mujeres se enteran de que ya no podrán tener más hijos. El drama suele estallar cuando van al médico por algún malestar o porque no pueden quedar embarazadas y en la revisión salta que se les practicó una histerectomía o una ligadura de trompas de Falopio.
A ello se debe el abrupto incremento de los casos de cesárea, que llegó al 80% de las mujeres que dan a luz.
“La cesárea hace muy simple realizar la esterilización y atar las trompas de Falopio", comentó a la cadena inglesa un cirujano en un hospital de la capital, Taskent.
Los primeros casos de esterilizaciones forzadas se registraron en el 2005, pero en la actualidad suman decenas de miles las mujeres que ya no pueden tener hijos, según médicos uzbekos. A ellas se suman las mujeres que son “convencidas” para que no incrementen la población, que ronda en unos 28 millones de habitantes.
"Es muy fácil manipular a una mujer, especialmente si es pobre. Le podés decir que tendrá problemas de salud si tiene más hijos. Se le puede decir que la esterilización es lo mejor para ella o que ahora hay que aprovechar porque es gratis y después no se sabe cuánto costará”, dijo un médico de una población rural.
Pese a lo impactante de los relatos, nadie se anima a hacer una denuncia por temor a ser detenido y torturado.
Karimov, dirigente del Partido Comunista en la era soviética, lleva más de 20 años en el poder durante los que prohibió los partidos políticos y encarceló a más de 6.500 presos políticos.
El dirigente de 70 años es “uno de los peores dictadores del mundo: ha llegado incluso a cocinar vivos a activistas de la oposición”, dice Avaaz en uno de sus comunicados.
Pese a ello, el gobierno de Uzbekistán, país rico en oro, uranio y gas natural, está recibiendo millones de dólares provenientes de Estados Unidos y de la Unión Europea tras levantar las sanciones que pesaban sobre el país.
El secreto es simple: Karimov permitió la instalación de bases estadounidenses en su territorio y Uzbekistán tiene una excelente ubicación geográfica para enviar o sacar tropas de Afganistán y Pakistán.
Algunos grupos de derechos humanos, como Avaaz, cifraron esperanzas en que la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, quien se proclama defensora de los derechos de la mujer, promueva en su país y con sus aliados nuevas sanciones contra el gobierno uzbeko.
Clinton, incluso, ha condenado personalmente a Karimov. Sin embargo, sus compatriotas parecen no compartir su criterio y hace poco más de tres meses volvieron a autorizar el envío de ayuda militar a Uzbekistán.