16 may 2012

Nuevas elecciones griegas ponen a temblar a la Unión Europea

La convocatoria a nuevas elecciones en Grecia, donde probablemente ganarán los partidarios de rechazar los planes fondomonetaristas para salir de la crisis, pusieron a temblar a la Unión Europea.
La aún eventual, pero por ahora segura, negativa del próximo gobierno griego a seguir sometiendo a su pueblo a severas medidas de austeridad y ajuste, condición de la Unión Europea y el FMI para suministrales fondos, llevarían a un cese de pagos y a un casi inevitable abandono del euro.
Para el actual presidente, Karolos Papoulias, sería "una tragedia nacional" que podría arrastrar a otros países en crisis, como España, Portugal e Italia, y atentar contra la supervivencia de la moneda común.
Sin embargo, todos los partidos políticos griegos, incluso los "socialistas" y conservadores que aplicaron a rajatabla las recetas de la UE y el FMI, se plantean ahora que no pueden continuar recibiendo fondos para cubrir las deudas con la gran banca europea a costa de seguir profundizando el desempleo, recortando salarios y beneficios y paralizando la económica.

Algunos hablan de renogociar los acuerdos o corregirlos para permitir un relativo crecimiento y un menor castigo para una población que ya soporta una reducción del 27% del salario mínimo, un recorte del 20% de las pensiones y un incremento del desempleo que elevó el índice al 22%. Pero los que probablemente se alcen con el triunfo en las elecciones convocadas para el 17 de junio -las segundas en menos de dos meses-, la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), lisa y llanamente hablan de "anular" las severas medidas de austeridad implantadas a cambio de los multimillonarios rescates otorgados al país.

El "peligro" de que Grecia deje de acatar la política neoliberal de la UE y el FMI desató una retahila de advertencias, acompañadas por caídas en los mercados y fuertes retiros de efectivo de los bancos helenos.
Evidentemente asustado por la situación, el presidente del gobierno español, el derechista Mariano Rajoy, salió a defender a capa y espada la sobrevivencia de la monera europea."El euro necesita ser reforzado. Yo no quiero que Grecia salga del euro. Creo que sería un error mayúsculo", declaró Rajoy, mientras el riesgo país de España superaba los 500 puntos, un record desde la llegada de la moneda comunitaria, y el diario especializado Expansión anunciaba que la calificadora de riesgo Moody's estaba por recudir "significativamente" la nota de 21 bancos de la península.

En cambio, tanto la Comisión Europea como Alemania expresaron su decisión de soltarle la mano a Atenas si no acataba los planes recesivos del FMI, en particular el recorte ya acordado por más de 11.000 millones de euros como condición para seguir recibiendo asistencia. 
"Queremos que Grecia siga siendo una parte de nuestra familia, de la UE y del euro", dijo en Atenas el presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso. Pero, agregó, "no hay manera de cambiar los compromisos asumidos por Grecia" porque ello "minaría" la credibilidad de todo el sistema europeo.
  Aunque ayer el nuevo presidente francés, Francois Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, declararon que estaban dispuestos a estudiar medidas de crecimiento para que Grecia se mantenga en el euro, hoy el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, dejó a un lado la diplomacia y planteó que no existe margen para la negociación. El plan de ayuda a Grecia, que a cambio exige una rigurosa austeridad al país, "es un programa de ayuda preparado de forma minuciosa y no se puede renegociar", declaró a una radio.
Las declaraciones no hicieron más que aumentar una fuerte estampida de capitales en Grecia. El gobierno reconoció que el domingo se habían retirado 700 millones de euros de los bancos y el lunes otros 900 millones. Pero, en realidad,  la fuga de capitales ya se convirtió en una sangría constante desde que se comenzó a perfilar que Grecia podría dejar el euro y volver al dracma como forma de reactivar su economía. "Desde el comienzo de esta crisis ya han salido 73.000 millones de euros", subrayó el líder de Syriza, Alexis Tsipras.
En suma, lo que temen la UE, el FMI y los políticos que sostienen sus políticas neoliberales es que el último artículo publicado por el Nobel en Economía Paul Krugman en el New York Times, titulado "El ocaso del euro", se convierta en profecía. Si Alemania no asume un drástico cambio de estrategia, que permita a los países en crisis adoptar metas menos duras de austeridad y apuntar hacia la reactivación económica, se asistirá al "final del euro", pronosticó. "Y estamos hablando de meses, no de años, para este final de juego", concluyó.